Según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas, las grandes ciudades del mundo esperan albergar al 70% de la población mundial en el 2050 y serán las regiones de Asia y África las que concentren los mayores crecimientos poblacionales. Las smart cities nacen de la necesidad de reinventar estos espacios en entornos más sostenibles.
Las ciudades del futuro serán inteligentes, pero serán ¿ciber seguras?
La seguridad es una de las principales preocupaciones en cualquier ciudad, y con la incorporación de tecnologías esta inquietud se vuelve mayor. Se espera que el mercado de las ciudades inteligentes supere los 1.7 trillones de dólares en los próximos 20 años.
Estos ecosistemas urbanos que se caracterizan por la convivencia de distintas infraestructuras, son los responsables de la automatización, de la movilidad conectada, y de la planificación inteligente de servicios urbanos como el suministro de agua, energía, teléfono, etc.
En los últimos años se han registrado casos de ciberataques a smart cities, uno de ellos fue en 2017, en la ciudad de Dallas, en el que se activaron 156 alarmas de emergencia que provocaron el pánico en toda la ciudad.
Con el creciente riesgo de delitos cibernéticos y robos de datos, las smart cities deberían estar preparadas para enfrentar cualquier amenaza potencial.
Riesgos cibernéticos que enfrentan las smart cities
Cuanto más dependiente de la tecnología sea una ciudad, más esfuerzos debe hacerse en protegerla contra ciberataques. Además, al ser tecnología innovadora, en muchas ocasiones durante su desarrollo e implantación no se ha tenido en cuenta la seguridad. Así, se enfrentan a riesgos como:
1.Ciberseguridad pobre o inexistente, tanto a nivel general como particular.
2.Complejidad excesiva de los sistemas y las plataformas, en los que es difícil localizar un ataque y frenarlo.
3.Falta de evaluaciones de seguridad sobre dichos sistemas.
4.Sistemas heredados con baja seguridad como, por ejemplo, plataformas software que no se actualizan.
5.Susceptibilidad a ataques de denegación de servicio, con múltiples ataques dirigidos a un mismo punto con el objetivo de dejarlo sin servicio.
6.Ausencia o elaboración pobre de planes de emergencia contra ciberataques y carencia de equipos de respuesta.
En definitiva, hay un sinfín de vulnerabilidades a las que pueden estar expuestas, esto convierte a las smart cities en escenarios atractivos para diversos actores con intenciones maliciosas, desde ciberdelincuentes hasta ciberterroristas.
La ciberseguridad de estas ciudades es un asunto que afecta a la seguridad nacional de un país, por lo que es necesario considerar e implementar estrategias de seguridad.
Un respaldo para las smart cities
En este caso Widefense recomienda utilizar herramientas como: Darktrace Industrial, una tecnología conocida por promover una filosofía de ciberseguridad basada en el sistema inmune humano.
Este sistema de inteligencia artificial desarrollada específicamente para detectar ciberamenazas y vulnerabilidades latentes, ofrece visibilidad y protección, permitiendo a los responsables controlar sus sistemas y protegerlos frente a amenazas.
El uso de la inteligencia artificial es una excelente opción, al ser capaz de monitorear de forma pasiva el tráfico de la red. De este modo, aprende los comportamientos ‘normales’ que posteriormente usa para identificar posibles anomalías o ciberamenazas en una etapa muy temprana, antes de que puedan generar una crisis o provocar daños materiales.
Frente a las graves consecuencias de los ataques cibernéticos a las smart cities, contar con una tecnología que se adapte con rapidez a los entornos y sistemas de control, resulta una opción clave para una protección cada vez más efectiva.
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